Dejar un día, que las letras fluyan como el río, entre venas y músculo cardíaco, alimentando la tierra para las plantas de mis pies, abonando el camino para seguir adelante.
No morir en el intento, desgarrarme en el tintero y anochecer para mañanas más radiantes.
Arar la tierra de estos labios míos para que vuelvan a humedecerse de saliva fresca, intensa y viva, para que un día nuevamente encuentre frutos en este desierto pleno de sol y vacío de todo.
Llover de nuevo en la esperanza y la confianza de "Mañana" comiéndome a pedazos cada "Hoy"...
Ser, de nuevo y hasta que la lección lo permita, algo mejor.
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